La tecnología y los impuestos

Probablemente algunos recordarán años atrás esos tiempos cuando todo era papel, todavía puedo visualizar las declaraciones de impuestos e inscripciones tributarias llenándose a mano y sin la posibilidad de que hubiese errores o tachones. Hoy esos documentos se han convertido en reliquias, tanto así que nuestras generaciones presentes simplemente no dimensionan como ocurrían las cosas en ese momento. Nos hemos convertido en otra sociedad, una Costa Rica que se ha modernizado pasando del papel a sistemas de facturación electrónica, programas en línea, entidades estatales con servicios digitales, y sin duda alguna hay que decir que eso ha agilizado muchos procesos

Ahora bien, si pudiéramos hablar de un pecado que ha incurrido el país en toda esta transición podríamos decir que dichos cambios no han sido programados para recibirse de forma amena; nuestras políticas han sido directas y en ocasiones drásticas con los contribuyentes a la hora de aplicar todo esto. No se ha dado posibilidad de adaptación, sino que hemos tenido que llegar a un ambiente de prueba y error. Lo anterior, en ambas direcciones, es decir tanto quien aplica la norma como quien la recibe han tenido que encontrar la forma de aprender lo más rápido posible para poder adecuarse a la vertiginosidad de los cambios.

Ciertamente la tecnología se ha convertido en un medio que propone mejoras al sistema hacendario, pero la implementación y el entendimiento de quienes han creado esas herramientas no ha sido el más idóneo; la resistencia al cambio en ocasiones no es provocada por el usuario en sí, si no por los factores que le rodean, aspectos como la falta aun de recurso en muchas poblaciones del país para acceder a herramientas tecnológicas siguen siendo puntos que detienen el avance y para decirlo de mejor forma un correcto avance. Lograr una sensibilización país ante los cambios y las tendencias mundiales hace falta y es sólo una meta que se alcanzará trabajando juntos y de forma asertiva.